¿Y si tu cuerpo tuviera su propio elixir de la juventud? Lejos de la ciencia ficción, la ciencia ha identificado una molécula llamada Klotho que podría ser clave para envejecer más lentamente. Estudios recientes sugieren que esta proteína influye positivamente en el envejecimiento del cerebro, la salud física e incluso en la esperanza de vida. En pocas palabras, nuestro organismo podría esconder una aliada natural contra el paso del tiempo.
Klotho, la proteína clave para envejecer mejor

La proteína Klotho, cuyo nombre proviene de la diosa griega Cloto, encargada de hilar el hilo de la vida, fue descubierta a finales de los años 90 por investigadores japoneses. Los primeros experimentos revelaron algo sorprendente: Klotho actuaba como un “supresor del envejecimiento”.
Cuando los científicos aumentaron los niveles de esta proteína en ratones de laboratorio, los animales vivieron aproximadamente un 20% a 30% más de lo normal; por el contrario, los ratones que no podían producir Klotho mostraban un envejecimiento acelerado, con problemas de corazón, pérdida de memoria e incluso una muerte temprana.
Estos hallazgos iniciales encendieron la curiosidad de la comunidad científica sobre el potencial antiedad de Klotho. Con el avance de las investigaciones, Klotho se ganó el apodo de “proteína de la longevidad”. Tenerla en abundancia parece asociarse a una vida más larga y saludable.
De hecho, las personas cuyos genes les permiten producir más Klotho tienden a gozar de mejor salud en la vejez. Por el contrario, sus niveles en el cuerpo tienden a disminuir con la edad, lo que sugiere que la escasez de esta molécula podría contribuir a los achaques y problemas típicos del envejecimiento.
No todos tenemos la misma cantidad de Klotho de forma natural, hay quien nace con “billete premiado” en este aspecto genético. La buena noticia es que se puede modificar con los hábitos de vida, para bien y para mal.
¿Cómo actúa exactamente Klotho dentro de nosotros?
Esta proteína se produce principalmente en los riñones, aunque también en el cerebro y otros tejidos. Desde ahí se libera al torrente sanguíneo para ejercer sus efectos en todo el organismo. Una de sus funciones clave es regular minerales como el fósforo y el calcio, manteniendo un equilibrio saludable que ayuda a que nuestras células “envejezcan más despacio”.
Además, Klotho tiene un efecto antioxidante y antiinflamatorio, protegiendo a los tejidos del daño causado por el estrés oxidativo (un proceso ligado al envejecimiento). Gracias a estas acciones, contribuye a que los vasos sanguíneos se mantengan flexibles y jóvenes. En resumen, es una especie de guardián molecular que vela por el buen funcionamiento de órganos vitales.
Los científicos también han descubierto que Klotho juega un papel protector en enfermedades asociadas al envejecimiento. Por ejemplo, investigaciones sugieren que niveles elevados de Klotho podrían ayudar a prevenir o retrasar problemas metabólicos como la diabetes tipo 2.
Asimismo, se ha observado que cuando Klotho falta, aumentan las probabilidades de sufrir trastornos degenerativos: en pacientes con insuficiencia renal crónica (una condición donde suele haber un déficit de Klotho) es común ver más casos de arteriosclerosis (endurecimiento de las arterias) u osteoporosis, entre otras dolencias relacionadas con la edad.
Todos estos datos refuerzan la idea de que esta proteína contribuye a mantener el cuerpo en mejor estado conforme pasan los años, actuando como un freno biológico a ciertos procesos dañinos.
Si hay un ámbito donde Klotho ha generado especial entusiasmo, es en la salud cerebral
Diferentes experimentos en animales han mostrado que aumentar esta proteína conlleva mejoras notables en la función cognitiva (memoria, aprendizaje y otras habilidades mentales). En ratones de edad avanzada, elevar los niveles de Klotho hizo que recordaran mejor y aprendieran tareas con más facilidad.
Y no solo en ratones: en un estudio reciente, científicos administraron una dosis de Klotho a monos ancianos y vieron que su rendimiento mental mejoró significativamente durante las semanas posteriores.
Imagínate, una sola “inyección de juventud” molecular logró que esos primates recuperaran agudeza mental por un tiempo. Estos hallazgos sugieren que Klotho podría ayudar a mantener el cerebro más joven por más tiempo.
¿Sucede algo parecido en las personas?
En estudios con adultos mayores, aquellos con niveles naturalmente más altos de Klotho han obtenido mejores resultados en pruebas de memoria y pensamiento que sus pares con menos cantidad de esta proteína. En otras palabras, tener más Klotho en el organismo se ha asociado a un cerebro más resistente al paso del tiempo.
Este efecto protector sobre la mente ha llevado a muchos científicos a plantearse si, en un futuro, Klotho podría ser utilizado para frenar o retrasar enfermedades neurodegenerativas como el Alzhéimer o el Parkinson (dos trastornos donde el envejecimiento cerebral juega un papel central). Por ahora esto es solo una esperanza, pero está fundamentada en las evidencias iniciales de laboratorio.
¿Cómo varían los niveles de Klotho a lo largo de la vida?
Los humanos nacemos con abundancia de Klotho: en la infancia tenemos alrededor de cinco veces más cantidad de esta proteína que en la edad adulta. Sin embargo, con cada década de vida, nuestras “reservas” naturales de Klotho van mermando.
Esta caída podría ser una de las razones por las que a medida que envejecemos, nuestras células y órganos se vuelven más vulnerables. Claro está, la genética influye: hay personas afortunadas que, gracias a sus genes, producen más Klotho de lo habitual y quizás experimenten un envejecimiento más lento.
Independientemente del punto de partida genético, a todos nos ocurre cierto descenso con la edad. Por eso, tanto científicos como médicos están interesados en encontrar formas de mantener o incluso elevar Klotho en etapas más avanzadas de la vida.
¿Podemos hacer algo para aumentar Klotho de forma natural?
La respuesta es que, en parte, sí. Hoy por hoy no existe una pastilla ni suplemento de Klotho que podamos comprar. Nuestros hábitos de vida pueden influir en los niveles de esta proteína. Entre todos, el factor más comprobado es el ejercicio físico.
La actividad física regular, especialmente en forma de entrenamientos intensos por intervalos y sesiones de fuerza, han demostrado ser la forma más efectiva de elevar los niveles de Klotho en la sangre.
La alimentación también podría jugar un papel, aunque de forma más indirecta. No existe ningún alimento milagroso que contenga Klotho (recordemos que esta proteína la fabrica tu cuerpo, no viene de la dieta), pero llevar una dieta equilibrada y rica en antioxidantes podría ayudar a crear un entorno favorable para sus funciones. Además, es importante reducir el estrés crónico, ya que se ha visto que el estrés sostenido tiende a disminuir los niveles de Klotho en el organismo.
Referencias
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Imágenes | Freepik, Christopher Campbell (Unsplash)
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